El componente Sociocultural, ha desarrollo diversas investigaciones que permite comprender y describir la realidad sociocultural de los diferentes pueblos asentados en el Chocó biogeográfico, particularmente en aquellos aspectos cruciales para la existencia de los mismos sea en lo estructural como en lo coyuntural. Las dinámicas de cambios normales y extraordinarios imponen el imperativo de abordar el desenvolvimiento de los mismos a través de nuevas epistemes que converjan en la postulación de nuevas iniciativas a desarrollar en las distintas comunidades que pueblan al Chocó biogeográfico, evidenciando sus características y peculiaridades y enriqueciéndolas a través de la interdisciplinaridad con los otros componentes productivo, ecosistémico y ambiental. En este sentido el componente sociocultural ha desarrollado una serie de investigaciones relacionadas con las dinámicas socioculturales, costumbres y tradiciones asociadas a la biodiversidad y el entorno, que sirven como instrumentos a las instituciones encargadas de tomar de decisiones y generar estrategias de fortalecimiento y desarrollo de las comunidades étnicas; Caracterizando las costumbres y tradiciones culturales de pueblos y etnias en aspectos tales como medicina tradicional, etnoeducación, al igual que ejercicios de gobernanza y gobernabilidad étnica territorial en consejos comunitarios y resguardos indígenas.
Los médicos tradicionales documentados (25 en total, con reconocimiento local y nacional en zonas como Bahía Solano y Lloró) demuestran conceptos alineados con la medicina occidental en diagnóstico y tratamiento de 26 enfermedades agrupadas en 13 categorías de la OMS, incluyendo patologías digestivas, infecciosas, cardiovasculares y oncológicas. Se registraron 37 tratamientos con plantas medicinales, mostrando variaciones regionales en preparación y dosificación (ejemplo: tres fórmulas para tifo, dos para cáncer, diabetes e hipertensión), evidenciando diversidad etnofarmacológica donde una misma especie trata múltiples enfermedades. Aunque no existe estandarización en recetas, destaca la efectividad empírica respaldada por conocimientos ancestrales, con iniciativas como capacitaciones a mujeres en Bahía Solano para optimizar fórmulas, pese a la falta de criterios unificados en aplicaciones terapéuticas.
Los análisis fitoquímicos de composiciones etnofarmacológicas para el tratamiento del tifo, desarrolladas por médicos tradicionales (Plinio Rivas, Modesta Sanclemente y Julio Samuel Mosquera), revelaron la presencia de compuestos fenólicos (coincidentes en todas las fórmulas), flavonoides, triterpenos/esteroides, cumarinas, saponinas, leucoantocianidinas y aminoácidos libres, asociados a actividades antimicrobianas, antiinflamatorias y antipiréticas. Las fórmulas comparten el uso de plantas como siempre viva (Tripogandra serrulata) y celedonia (Peperomia pellucida), con efectos antitifoideos, mientras que descancel (Alternanthera lanceolata) y verdolaga (Portulaca oleracea) aportan propiedades analgésicas y antiinflamatorias, comparables a fármacos como diclofenaco o morfina. Adicionalmente, se identificaron metabolitos secundarios (saponinas, glucósidos) en tratamientos para cálculos renales y artritis, con efectos antioxidantes, antiurolitiásicos y antirreumáticos. Estas composiciones, que incluyen plantas como anamú (Petiveria alliacea) y jengibre (Zingiber officinale), se orientan como complemento terapéutico para síntomas asociados a enfermedades inflamatorias e infecciosas, destacando su potencial en estrategias de prevención y manejo integrado de patologías.
Existe un cambio sustancial en las actividades que ancestral y tradicionalmente han realizado las comunidades indígenas para su subsistencia el cual está en función de la escasa y poca disponibilidad de tierras aptas para cultivos. Es evidente los escases alimentarios y las limitaciones nutricionales de los habitantes de esta comunidad, lo que en un futuro no muy lejano se puede convertir en una crisis por desabastecimiento de alimentos. La agricultura para las nuevas generaciones que deja de ser una actividad vital para la supervivencia perdiendo esa vocación para la siembra. La comunidad paso de ser productora, autónoma y auto sostenible a ser consumidora y dependiente de factores externos para su supervivencia.En riesgo la cultura e identidad sin un territorio, hay muchos elementos de la cultura, material y espiritual que no se pueden desarrollar, como sistemas de producción, vivienda, medicina tradicional, la relación que se establece con el medio, las recetas culinarias, la socialización de los niños, niñas y jóvenes. La cultura está ligada a la identidad y esta es, por así decirlo, el sello que un individuo o grupo posee como referencia de sí mismo y de los demás; La identidad se constituye como un proceso de diferenciación manifestada en los procesos simbólicos de apropiación de la realidad, distinta de un grupo a otro por la conjugación de condiciones históricas, socioeconómicas, étnicas, geográficas y de cosmovisión. La identidad es la base para que el individuo, se reconozca así mismo como perteneciente a una etnia o grupo étnico, con el cual comparte un legado cultural y le da la posibilidad de reconocer al otro como diferente. La identidad se reconstruye y se reelabora. Se representa en la cosmogonía (por transmisión oral); el aprendizaje de la lengua, todas las prácticas o actividades cotidianas que identifican una etnia en particular; como la elaboración de objetos (canastos, vestido, artesanías entre otras); los ritos de paso, el legado del Jaíbana, la elaboración de recetas tradicionales entre otras.
Los procesos históricos en las sociedades, en que confluyen factores del medio natural, económicos, sociopolíticos y religiosos entre otros; moldean o configuran diferentes tipos de sociedades, con manifestaciones culturales, estructuras políticas administrativas, cosmovisión con una identidad propia y diferenciadora frente al otro. Quienes y el contexto histórico de la fundación, del municipio Carmen de Atrato, perteneciente político y administrativamente al departamento Chocó biogeográfico, es determinante para la recreación y desarrollo de unos patrones culturales que por esas mismas circunstancias históricas difieren de la dinámica que tuvo que afrontar la población afrodescendiente, esclavizada y subyugada por el régimen político de la época. Son dos realidades distintas, mientras unos iban y venían libremente surcando montañas, explotando las minas de oro, comercializando productos en esas zonas mineras que no producían para el sustento, colonizando nuevas tierras e instaurando su modelo económico y cultural, con la religión católica como su abanderado y regidor de la familia y normatividad social como parámetros de convivencia. A los otros se les esclavizaba e impedía la movilización, se someten física y moralmente, sin una familia en el cual se congregue y reproduzca una dinámica familiar, sin tierras, sin una lengua y cultura que recrear abiertamente, un etnocidio cultural. La matriz cultural o patrones culturales de dos grupos humanos con culturas diferentes productos de un proceso histórico diferente, tienen espacios de encuentro en que cada uno vive y recrea las manifestaciones culturales del otro que generan de alguna manera una convivencia.
Se identificaron 35 parteras y 19 sabedores ancestrales especialistas en medicina tradicional ubicados en zonas rurales y urbanas del municipio de Riosucio (Chocó). Se han documentado y caracterizado 15 tratamientos tradicionales entre los que se destacan (embarazo, parto y puerperio, hipertensión, diabetes, epilepsia, amibiasis, mal de ojo, dolor de cabeza, inflamación del hígado, colesterol, entre otros). Se identificaron 50 especies, representadas en 35 familias, 47 géneros, utilizadas en las distintas preparaciones utilizadas en los tratamientos analizados.
Se identificaron 5 sabedores ancestrales con alto reconocimiento social en la práctica curativa de la mordedura de serpientes venenosas en comunidades indígenas pertenecientes al resguardo nueva Bellavista. (Guapi Abajo) y al resguardo Málaga (Saija). Los cuales utilizan 21 etno-especies para el tratamiento tradicional de mordedura de serpientes en las comunidades Indígenas Calle Santa Rosa en el municipio de Timbiquí y Nueva Bellavista en Guapi, distribuidas en 6 familias botánicas entre las que se destacan: Asteracea (3), Poligonaceae (3), Rutaceae (1), Rubiaceae (1), Costaceae (1), Cluasiacea (1) y Zingiberacea (1). Las partes más utilizadas en el tratamiento de mordedura de serpientes correspondieron a la hoja (46%), seguida por toda la planta (24%), raíz (15%), corteza (10%) y por último el tallo (5%).
Se encontró que, en el caso de la pesca artesanal, las dinámicas productivas en tiempos pasados eran realizada con técnicas tradicionales; por ejemplo en la cuenca del Atrato, utilizaban: La trinchera, el corral, la atarraya, el copón para la captura del Bocachico, el dentón, y otras especies ícticas silvestres, estas actividades eran realizadas por los hombres, para las cuales llevaban a sus hijos varones. Las mujeres se dedican a la faena de arreglar el pescado, sobre todo en los últimos tiempos cuando ya no hay que abrir, salar y secar en cantidad, como sí ocurría en otros tiempos antes que se diera el proceso de transportar el pescado fresco en cadena de frío o con hielo como dicen los miembros de las comunidades. Hoy las técnicas de pesca o captura de peces son diferente, dado que el mercado exige grandes volúmenes, los pescadores utilizan trasmallos con una malla inferior a cuatro (04) centímetros. lo que genera problemas a los ecosistemas, por la captura de peces de menor talla, destruyendo de esta forma la población piscícola que aún está en proceso de crecimiento La comercialización regional y nacional del pescado, especialmente el bocachico ha propiciado la explosión de empresarios en el sector pesquero, antes un pescador tenía un trasmallo ahora tiene quince (15 y 20), antes capturaba entre 10 y 50 arrobas, ahora captura entre 200 y 500, en los mismos ecosistemas, igualmente el número de pescadores ha crecido exponencialmente, incluso personas foráneas debido a que ya no existe producción diversificada, esta situación genera alta presión sobre el recurso natural.
Se encontró que un 98% utiliza el trasmallo como herramienta, el 26.91 pesca para comercialización o venta mientras que el 15.18% lo hace para consumo del hogar; El 99% consideran que la pesca es muy importante en la familia, manifestando a su vez un 99.9% que la pesca no es igual que cuando comenzaron a practicarla, por lo que un 100% le apostó a los acuerdos de paz como herramienta procesal reconciliadora que traerá mejores alternativas para la recuperación de especies y de las dinámicas o prácticas de caza y pesca en las comunidades. En la cuenca del Baudó, las prácticas de pesca, en la mayoría de las veces son realizadas por mujeres y niños, algunas veces individuales y otras veces colectica, utilizando técnicas amigables con el ambiente, como ahorro, trinchera, toldillos, catanga, ensuciando los pequeños humedales o pasas. La cacería es realizada por hombres generalmente, con el acompañamiento de sus hijos, quienes aprenden el oficio de la cacería de sus padres y parientes, para después independizarse en el arte de la cacería y convertirse en personajes famosos con el transcurrir del tiempo, la jerarquía del cazador se mide por la calidad de los perros, las partes de los animales, como quijadas de mamíferos (guagua, venado, pericos entre otros), uñas de perico, colas de armadillos, pieles de sajino, tigrillos tigre o Jaguar, como trofeo de caza.
Se intervinieron 5 comunidades en Bojayá (La loma, Corazón de Jesús, Puerto Conto, Bellavista y San Martín) y los criterios de intervención fueron: proporción de víctimas, nivel de conflicto y desplazamiento principalmente. Como resultados frente a los efectos del conflicto armado, se encontró que de un 100% de participantes, al rededor del 83.4% de los habitantes consideran que el escenario de posconflicto y superación de la violencia es temporal (actualmente hay presencia de grupos al margen de la ley en algunas comunidades) y el 91% sienten avance en las condiciones de gobernabilidad y autonomía.
Se delimitaron y acompañaron dos (02) comunidades indígenas y cuatro (04) comunidades afrodescendientes con el fin de comparar y posibilitar mediante procesos prácticos escenarios de paz en los territorios, obteniendo como resultado que las cosmovisiones, escenarios y proyección frente a sus visiones de colectividad y desarrollo enmarcado a un ambiente de paz son diferentes por tres razones fundamentalmente: 1) _Dinámica cultural, 2) _Estructura socioeconómica y 3) _Proyección colectiva. Estos tres puntos marcan la forma como las comunidades participantes conviven y conciben el conflicto, el impacto de este y la forma colectiva de enfrentarlo y propender a escenarios reconciliadores, lo anterior debido a que las comunidades indígenas visitadas en un 100% propenden al desarrollo colectivo, mientras que en las afrodescendientes se proyectan a un 35% solamente.
Encontramos que Los territorios agrícolas de las comunidades, están sufriendo una serie de complejas transformaciones, más aún, parecen estar inmersos en un proceso de reestructuración Estos cambios, están creando un mundo cuyas reglas de funcionamiento alteran profundamente nuestro modo de experimentar y organizar el espacio y el lugar, y esto inevitablemente, tiene implicaciones tanto para el individuo, como para la identidad colectiva y los significados atribuidos a nuestros paisajes. Se experimenta, de este modo, una creciente desterritorización de los referentes simbólicos-culturales y de la identidad individual y colectiva.
El estudio permitió la identificación de 17 médicos tradicionales, con alto reconocimiento social a nivel de cada una de las tres localidades estudiadas: Beté (4), Medio Beté (4) y Doña Josefa (9); cada uno con unas formas particulares de aplicar los tratamientos, lo cual corrobora que el conocimiento médico tradicional además de práctico o derivado de la experticia, también es especializado. Fue posible documentar y caracterizar 45 tratamientos médicos tradicionales para 25 padecimientos o enfermedades muy comunes en la zona de estudio; documentación y caracterización que incluyó información sobre las plantas y cantidad utilizada, modo preparación, vía de administración, dosis, duración del tratamiento y contraindicaciones. Se registró un total de 149 especies de plantas con uso medicinales, de las cuales seis están sin identificar a nivel taxonómico, 120 se identificaron hasta especie y 23 sin epíteto específico, las cuales se encuentran agrupadas en 143 géneros, 52 familias siendo Asteraceae, Fabaceae, Lamiaceae, Piperaceae, Malvaceae, Gesneriaceae, Solanaceae, Amarantaceae, Poaceae, y Rubiaceae las más representativas. Se llevó a cabo análisis fitoquímico preliminar a 5 composiciones etnofarmacológicas usadas para tratar cáncer, migraña, presión arterial, diabetes y limpieza del hígado en búsqueda de encontrar la presencia de metabolitos secundarios que puedan explicar su acción biológica.
En el transcurso de esta investigación se obtuvieron los siguientes resultados: Se identificaron los usos tradicionales de la hierba de chivo (Argentatum conyzoide). La hierba de chivo en la comunidad de la Delfina tiene gran importancia, debido a que permite frenar o amortiguar algunas enfermedades, sin necesidad de recurrir a la medicina occidental, además permite que se pueda ejercer control en forma natural frente a las condiciones de malestar según la cultura de dicha comunidad. De acuerdo con la idiosincrasia de las comunidades negras esta planta es un bálsamo terapéutico utilizado en la medicina tradicional de la comunidad de La Delfina. En el recetario medico ancestral de estas comunidades la hierba de chivo ocupa un papel preponderante, en procesos curativos en enfermedades tales como la malaria, sinusitis, parásitos, entre otras. El uso de la hierba de chivo se considera como parte de la herencia médico ancestral transmitido de generación en generación de forma oral. En estas comunidades se Identificaron yerbateros, curanderos, sabedores y médicos tradicionales de la región que aplican su sabiduría a través del monte que para ellos es su botica.
Con esta investigación se logró establecer que los grupos étnicos en la costa caucana, ha compartido por generaciones un territorio que permite mostrar las dinámicas culturales, económicas, ambientales y políticas que han establecido dentro de un mismo espacio y compartidos de manera espacial, contextual e histórica, construyendo de esta manera su entramado cultural e identitario. En la compresión de la dimensión territorial se establece que la construcción del territorio para las comunidades negras del cauca está basada en la representación de las prácticas, socioeconómicas y socioculturales que permiten la configuración de la identidad como resultado de la tradición, costumbres actividades y percepciones entorno a los espacios donde confluyen los individuos. Los territorios de las comunidades étnicas del Cauca están cargados de un cumulo de contenidos culturales a través de saberes que son representados en las formas de relacionamiento, practicas, actividades y accionar. Identificación de patrones y tradiciones culturales en relación a la música, la gastronomía, las danzas, festividades religiosas, connotaciones territoriales y espaciales de las dinámicas en la costa Pacífica Caucana. Por lo tanto, el reconocimiento cultural permite la configuración de las identidades sociales, políticas y territoriales en los jóvenes, que pese a los nuevos repertorios modernizados afianzan bajo los elementos que conservan de la tradición, percepciones y saberes que permiten la construcción de su identidad.
Como resultado de esta investigación en estas comunidades: Se Identificaron 14 especies vegetales con los cuales se elaboran los diferentes utensilios o herramientas culinarias: Chacarra, calabazo, chaquiro, zancón guabo, palma de corozo, palma de jícara, palma de mil pesos, tetera, chocolatillo, machare, sajo, tangare y mangle. La culinaria es una práctica cultural de las comunidades Negras del Cauca. Estas prácticas culturales se convierten en una riqueza invaluable para los grupos sociales y comunidades étnicas. Los saberes y las prácticas tradicionales son reforzados por mujeres que pese a las dificultades que se presentan en el territorio, no desisten ni desfallecen para contribuir en la alimentación de sus hogares, son el esfuerzo y el coraje de quienes, pese a las nuevas dinámicas que van en detrimento de la cultura siguen sembrado, recolectando y cosechando en el territorio, para satisfacer paladares y enriquecer a nuestros pueblos. Estas herramientas tienen un alto valor social y cultural en los preparativos gastronómicos porque sin ellos la comida perdería la buena sazón.
Como resultado de este proceso investigativo se conoció que, las dinámicas socioculturales han marcado la historia de los pueblos negros de la costa Pacífica Caucana y con ello se han manifestado pautas de diferenciación en el uso del territorio, las cosmovisiones e imaginarios, en los sistemas productivos y el folklor representa todo el acervo cultural de las comunidades negras. Se caracterizaron trece (13) especies vegetales utilizadas en la elaboración de instrumentos musicales (Balso macho, palma chonta, matamba o majagua, guadua, palma de chontaduro, mata de achira, maíz, jagua, chacarra, palma de gicara, guabo, cedro y nato). La música y los instrumentos musicales de la costa Pacífica Caucana han alcanzado un alto valor y reconocimiento hoy en día la marimba es llamada el piano de la selva por ello hacen parte del patrimonio cultural de la nación. La música tradicional es una forma de expresión cultural, simbólica y practica de las comunidades Negras del Cauca.
El estudio permitió identificar que las comunidades negras de Nariño cuentan con 64 Consejos Comunitarios, población que equivale el 15,31%. Los territorios ancestrales y colectivos de estas comunidades han sido espacios de disputa entre grupos armados por encontrarse en corredores naturales estratégicos, donde ha existido reclutamiento de NNA, desplazamientos forzados, contaminación de minas antipersonal, munición sin explotar y de cultivos ilícitos. Ello ha incidido en la forma y calidad de vida de la población; a su vez son territorios donde la presencia institucional es escasa o nula, sobre todo en áreas rurales, persistiendo problemáticas en materia de infraestructura, salud, educación, acceso a agua segura, servicio eléctrico y de saneamiento básico. Los impactos generados por el conflicto al interior de estas comunidades fueron de gran dimensión. Por una parte, se abandonó la economía tradicional y se generalizaron los cultivos de coca, con lo que cambiaron las pautas para producir y consumir; es así como en los últimos años, los nativos dedicaron parte del excedente proveniente de la coca en la compra de artículos de consumo y alimentación. La producción agrícola de Nariño es esencialmente tradicional, orientada a la producción de bienes de autoconsumo donde el escaso excedente es destinado al intercambio. Sin embargo, las comunidades históricamente han mantenido una dinámica de producción diversa: cacao, plátano, arroz, pesca, entre otros, que se ven limitados debido a que las comunidades no cuanta con garantías para el acceso a mercados por calidad para buscar mejores incentivos económicos. Así mismo no se cuenta con el acompañamiento suficiente de las instituciones encargadas de prestar este servicio a los productores.
El análisis del ejercicio de la gobernanza en dos consejos comunitarios de Risaralda a través de la percepción de sus habitantes, nos permitió establecer que la gobernanza se refiere al proceso de toma de decisiones y al proceso por el que las decisiones son implementadas, o no. Entonces el análisis de la gobernanza se centra en los actores, formales e informales, que están involucrados en la toma de decisiones y en la implementación de las mismas, así como en las estructuras, que se han constituido para fortalecer las decisiones. El gobierno es uno de los actores en la gobernanza. Los actores dependen del nivel de gobierno del que estemos hablando. En consecuencia: ⎫ Perciben la gobernanza como un factor de beneficios para el desarrollo de sus comunidades aprovechando equilibradamente los recursos que les brinda la naturaleza. ⎫ La gobernanza les permite asociarse como organizaciones productivas y les ayuda a elaborar normas y pautas de conducta que rigen sus comunidades. Les ayuda a proyectarse como cultura autónoma dentro de la sociedad y elevar sus niveles sociales, familiares y económicos en la búsqueda de mejores condiciones de vida y les sirve también como patente de identidad frente a las leyes establecidas.
El estudio permitió identificar la existencia de un alto porcentaje de contaminación en la Bahía marítima, marcada carencia de servicios básicos en una alta franja de la población, bajo nivel de vida percapita y subnormalidad en los barrios populares, altas tasas de morvi mortalidad infantil, proliferación de grupos delincuenciales y criminales, bajos niveles de escolaridad, protuberante índice de prostitución infantil y drogadicción, déficit político administrativo con alta tasa de corrupción. Los impactos más comunes generados por el desarrollo industrial y tecnologico que conllevan a la pauperización del poblamiento. Estas circunstancias impiden el desarrollo sociocultural que identificaban las condiciones de vida tradicional de los habitantes de las zonas aledañas. La utilización excesiva de hidrocarburos utilizados en el proceso de industrialización, rompió el equil ibrio ecológico cercenando los sembradíos agrícolas. El vertimiento de residuos industriales en las distintas cuencas hidrográficas acabo con los nichos y criaderos de distintas clases de peces y la recolección de diversas especies alimenticias en los mang lares. El boom de la minería industrial también impacto severamente el medio ambiente y contribuyo a contaminar las fuentes acuícolas de este territorio. Consecuencialmente se ha producido en el Puerto de Buenaventura, una exacerbada intronizaciòn de grupo s al margen de la ley que en todos los sentidos alteraron las formas de vida de orgullo y dignidad que identificaban a los habitantes del primer puerto de Colombia en el Pacífico.
Algunos de los hallazgos se refieren al irrespeto a la autonomía indígena en la jurisdicción especial, robo de animales a las familias indígenas, bombardeos a los territorios y a las áreas de cultivo, amenazas y agresiones, combates, detenciones ilegales, señalamientos a líderes y comuneros, se impide que se trabaje la tierra, impide que funcione la organización del cabildo, los niños no pueden estudiar, militarización de resguardos, presencia y tránsito de actores armados en los territorios, asesinato y desaparición de líderes indígenas, muertos, combates, desplazamiento forzado, señalamiento a líderes, confinamiento y restricción a la movilidad, se ha generado temor en nuestros líderes para la gestión de proyectos, la gobernabilidad quedo débil, cambio la memoria, cambio la manera de pensar por el miedo, se abandonaron los animales, dejamos las casas y se perdió la producción, ya no se puede trabajar tranquilos en el territorio, perdida de alimentos y cultivos indígenas, violación del derecho de disfrutar en nuestro propio territorio, desanimando a las personas que quieran ser líderes, llenando de temor a la comunidad porque nos ponen límites en nuestro propio territorio indígena.
Las comunidades indígenas y afrodescendientes de Riosucio y Bojayá basan su gobernabilidad en autonomía territorial, manejando conflictos sociales, espirituales y ambientales mediante instancias internas (gestión de lo sagrado, recursos naturales y estrategias de pervivencia) y externas (defensa de tierras y modelo de vida). Aunque enfrentan críticas por corrupción o clientelismo, los Consejos Comunitarios y Cabildos son reconocidos como autoridades legítimas que gestionan soluciones locales, reclamando respeto a sus decisiones frente a actores estatales, militares y grupos ilegales. La autogestión étnica emerge como eje central, priorizando el control cultural y territorial ante históricas exclusiones nacionales, consolidándose como modelo de gobierno propio arraigado en la identidad y resistencia comunitaria.
Se implementó un proyecto prospectivo en tres comunidades afrodescendientes (dos en Riosucio y una en Alto Baudó) para promover desarrollo sostenible y paz mediante líneas estratégicas en ámbitos social, económico, ambiental e institucional. En lo social-económico, se priorizó la reactivación de sistemas productivos tradicionales afectados por el conflicto armado, mejoras en comercialización, acceso a proteína animal y servicios básicos (acueductos, energía solar). En el ámbito ambiental, se propuso reforestar especies nativas amenazadas (cedro, abarco) y sembrar árboles para leña, mitigando impactos antrópicos. En lo institucional, se enfocó en fortalecer a los Consejos Comunitarios mediante capacitación en veedurías, denuncias ante entes de control y aplicación de legislación étnica, fomentando su autonomía como autoridades locales y garantizando una gobernanza participativa alineada con la conservación territorial y los derechos colectivos.
El estudio analiza la relación de las comunidades de ASOCASAN con sus "Territorios de Vida", destacando los saberes ancestrales ambientales (SAA) que guían el uso sostenible de recursos naturales mediante prácticas como la zonificación territorial, reglas consuetudinarias de tenencia de la tierra y sistemas productivos adaptados a la selva húmeda. Estos conocimientos, transmitidos oralmente, integran visiones eco-cognitivas sobre agua, suelos, flora y fauna, junto a cosmovisiones y vínculos familiares-territoriales que reflejan una relación respetuosa con el entorno. El territorio se concibe como un espacio de resistencia y adaptación, donde los SAA articulan gobernanza étnica, conservación ambiental y defensa cultural frente a presiones externas, preservando la identidad afrochocoana a través de planes étnico-territoriales y prácticas sostenibles.
En las comunidades rurales de los corregimientos Molana y Samurindó del municipio de Atrato, con el objetivo de conocer la riqueza y valor de uso de plantas medicinales, se aplicaron entrevistas a médicos y sabedores etnobotánicos tradicionales previamente identificados por los pobladores locales. Para este estudio se registró un total de 49 especies de plantas medicinales distribuidas en 25 familias y 43 géneros, siendo las familias Piperaceae (6 spp), Asteraceae (6spp), Gesneriaceae (4spp) y Lamiaceae (4spp), las familias con mayor riqueza de plantas. El 72% de las especies son nativas de la región pacífico, un 7,2% son introducidas y el 9,2% naturalizadas y la especie Monolena cordifolia es nativa de la región. Las especies de mayor valor de uso registradas fueron Trichanthera gigantea, Alternanthera lanceolata, Mentha piperita y Citrus limon. En esta investigación se determinó que los médicos tradicionales poseen un alto conocimiento del uso y las propiedades de las especies de plantas medicinales utilizadas, los cual está directamente relacionado con el conocimiento adquirido de sus ancestros y la interacción que tienen a diario con el ecosistema. A partir de la información registrada, que las mujeres tienen una gran influencia en el sistema médico tradicional de estas comunidades ya que la mayoría de los médicos y sabedores médicos tradicionales son mujeres.
Esta investigación tuvo como propósito principal documentar el conocimiento tradicional indígena asociado a sus prácticas curativas en un área del r ío verde del resguardo embera -katio del alto Sinú, tierra alta (córdoba) Colombia. Información que fue levantada a partir de entrevistas con los informantes clave considerados importantes para la aportación de información relevante, a partir de la cual se elaboró una interpretación de la realidad en torno a los siguientes apectos: principales especies usadas, describen los usos generales, formas de preparación, partes utilizadas, contraindicaciones. Las siete especies vegetales encontradas, se agrupan en 5 familias botánicas, distribuidas en 7 géneros, siendo la familia mejor representada Fabaceae y Araceae (2 especies) y el resto de las familias representadas con (1 especie). La mayoría de estas especies son silvestres 70% y el resto de forma cultivadas 30%. En cuanto a su hábito de crecimiento, las especies aprovechadas por estas dos comunidades son, en primer lugar, las hierbas, seguidas de arbustos y árboles. La estructura vegetal que se utiliza con mayores proporciones utilizándola para el tratamiento. son las hojas. Estas plantas principalmente se preparan en forma de baño e infusión y emplasto dependiendo de la enfermedad.
En el trabajo realizado en comunidades indígenas de Buenaventura, sobre caracterización de prácticas tradicionales relacionadas con el uso de plantas utilizadas en el tratamiento de enfermedades en comunidades Indígena, es importante resaltar la necesidad de generar constantemente espacios de reflexión acerca del conocimiento tradicional y la proyección que se pueda hacer desde la visión de los pueblos indígenas, que les permita conservar este conocimiento, ya que a pesar de los grandes avances científicos en el mundo moderno en cuestión de medicina, esto no se refleja en muchas de estas comunidades que se encuentran tan alejadas de la civilización y que carecen de los recursos económicos que les permitan acudir a los controles médicos occidentales de forma periódica. En los diferentes talleres y encuentros realizados con los sabedores indígenas como médicos, parteras y demás curanderos, se manifiesta que ellos continúan conservando sus plantas medicinales, debido al poder y autonomía que representa para ellos, lo cual les permite usarlas adecuadamente para curar las diferentes enfermedades que les aquejan.
Las comunidades étnicas a partir de su gobernabilidad y la autonomía en territorio, se han enfocado en la preservación de las tradiciones, costumbres y prácticas que les permiten seguir entrelazando y fortaleciendo las dinámicas culturales en relación a los ecosistemas, la flora, la fauna, y todos los valores significativos de la biodiversidad que hacen posible unir el pasado con el presente como continuidad del legado cultural en el Pacifico. En esa dinámica es que cobra vida los ecosistemas de manglar y su importancia social, cultural y económica para los diferentes grupos sociales, que a través de prácticas tradicionales aprovechan los productos que surgen de este, constituyendo de manera directa un aporte hacia la seguridad alimentaria a nivel local, regional y nacional .Los ecosistemas de manglar hacen parte de las áreas con valores culturales, puesto que constituyen el mayor ejemplo de representación de los saberes heredados que permiten afianzar la identidad de las comunidades y reafirmar constantemente la riqueza culinaria, a través de los espacios donde cobra vida una serie de prácticas económicas, sociales y culturales.
La investigación en Condoto y Santa Rita de Iró concluye que los saberes étnico-culturales son dinámicos y se preservan mediante su transmisión, recreación y adaptación intergeneracional según contextos y valores. En las comunidades afrodiaspóricas, la transmisión de conocimientos sobre medicina tradicional ocurre a través de dones innatos, sueños, observación de la naturaleza o enseñanzas de sabedores mayores. Estas prácticas, sustentadas en la oralidad y escenarios educativos formales e informales, permiten conservar tradiciones frente a modelos hegemónicos. Además, la selección de aprendices basada en cualidades éticas asegura la continuidad de saberes relacionados con actividades como asistir partos, cazar, pescar y recolectar recursos naturales, fortaleciendo la identidad cultural y el arraigo comunitario.
Una de las características que subyacen en las prácticas culturales y ancestrales de las comunidades negras, y que representa gran importancia en relación con su economía y en general con sus formas de vida, tiene que ver con los saberes que giran en el marco de la apropiación, el uso y el aprovechamiento de los recursos naturales en los territorios, y en ese sentido con los sistemas productivos tradicionales de las comunidades negras. Los saberes ancestrales, tradicionales y populares deben tener un rol trascendental dentro de la construcción de los servicios ecosistémicos de una gestión alternativa del conocimiento, ya que la propia propuesta y puesta en marcha de este proyecto, proviene justamente de una sabiduría ancestral y de unas prácticas históricas de resistencia a la colonialidad, a la modernidad y al capitalismo global que prevalece hoy en día, siendo el capitalismo cognitivo una de sus formas más potentes de dominación histórica. En este sentido, estos saberes han sido desprestigiados, deslegitimados e incluso usurpados y puestos en una jerarquía inferior como saberes de pueblos “atrasados”, “subdesarrollados” o “primarios”.
Los sitios sagrados para el pueblo Embera Dóbida son espacios donde el Jaibaná (chamán) identifica y gestiona los jais (espíritus) que habitan el territorio, determinando su peligrosidad y estableciendo restricciones para la comunidad. Estos lugares pueden albergar espíritus libres (inaccesibles y riesgosos) o controlados por el Jaibaná, quien debe prepararse física y espiritualmente para interactuar con ellos, evitando enfermedades o la muerte. La cosmogonía Embera reconoce un jai en cada ser vivo, objeto o fenómeno natural, fundamentando una visión holística de salud que integra plantas, rituales y territorio. Sin embargo, el conocimiento ancestral enfrenta pérdida intergeneracional por desvalorización cultural y falta de transmisión oral a jóvenes. El proyecto resalta la importancia de recuperar estos saberes mediante el diálogo con mayores, Jaibanas y sabios, usando sus experiencias como herramienta clave para preservar la medicina tradicional y fortalecer la identidad espiritual y ambiental de la comunidad.
La investigación tuvo que ver con algunas comunidades que hacen parte de este entorno llegando a la conclusión de que: La medicina tradicional sigue siendo en las comunidades un aspecto social esencial y con un alto valor cultural, aunque la medicina tradicional se sigue practicando en las doce comunidades estudiadas, se está debilitando con el tiempo en sus aspectos generacionales lo que hace decrecer el carácter institucional histórico de su origen. Las fuentes naturales le han dado sostenibilidad en el tiempo a esta práctica, pero también se denota deterioro por las consecuencias que genera la intervención de sus nichos. Como lo confirman los testimonios de las comunidades involucradas en el proyecto al expresar su preocupación por la escasez de algunas plantas medicinales de mucha utilidad en el tratamiento de muchos malestares de la salud en la población. Se pudo establecer que existen 80 variedad de plantas medicinales, identificadas por sus habitantes para cada tipo de uso y la gran mayoría de la población tiene conocimientos relacionados con las técnicas de uso de plantas medicinales los aplica sobre todo en casos no complejos, estos conocimientos y esta actividad de medicinal, tradicionales se sostiene en el tiempo por criterios hereditarios principalmente y en segundo lugar por la vocación de la persona.
La presente investigación gira en torno a la trascendencia de los saberes ancestrales de la comunidad indígena de Miacorá – Alto Baudó los que se enfrentan a un proceso de desaparición debido a diversas razones, entre ellas la adquisición de nuevas prácticas culturales. Antropológicamente, la falta de difusión de la historia oral de la comunidad de Miacora se debe a la presencia de necesidades creadas por el sistema, en el que el sujeto social se ve en la obligación de adquirir nuevos conocimientos, ajenos a sus prácticas tradicionales, con ello el factor económico es el encargado de generar una ruptura entre los sujetos y las prácticas tradicionales de la comunidad. A pesar de la creciente pérdida de los saberes ancestrales de los Embera Dóbida de Miacor a, existen diversos canales por medio de los cuales se puede generar una apertura para la fluidez de conocimientos, mismos que a través de una reafirmación identitaria pueden enfrentarse a los nuevos procesos culturales que se establecen de las migraciones que realizan estas comunidades, es así que se enfrentan a choques culturales, y por ende van adquiriendo, perdiendo e integrándose a nuevas costumbres sociales, económicas y políticas, permeando de esta manera su cultura con la que llegan desde sus comunidades de origen.
La investigación se llevó a cabo en tres comunidades: La Loma, Piedra Candela y Pogue en el municipio de Bojayá y se concentró en analizar los discursos, perspectivas que sustentan estas iniciativas productivas de desarrollo, así como las prácticas y estructuras socioculturales y económicas que estos proyectos reproducen o legitiman. Que las interlocutoras sostengan que las principales características de estos proyectos son precisamente sus problemáticas y no sus potencialidades, dice mucho de la manera como estos proyectos están siendo llevados a cabo en las comunidades étnicas. Las mujeres negras asumen estos proyectos productivos como posibilidades de desarrollo y cambio de sus condiciones de vida, y por tanto esperan que estos proyectos tengan impactos positivos y efectivos a mediano y largo plazo en el mejoramiento de sus condiciones de vida, de sus familias y de sus comunidades; esto dice mucho de la magnitud de las expectativas vuelcan sobre estas iniciativas desde el principio. Sin embargo, es desafortunado el hecho de que muchas de estas expectativas de las mujeres terminan convirtiéndose en experiencias de desilusión y frustración, pues la mayoría de los proyectos no tienen continuidad, están mal formulados o simplemente sirven para legitimar acciones, o mostrar indicadores de cumplimiento.
El estudio caracterizó la vegetación con usos medicinales y cosméticos (UMC) en comunidades de Andagoya y Condoto (Chocó), identificando 136 especies (119 medicinales y 17 cosméticas) de 60 familias, destacando Asteraceae, Lamiaceae y Piperaceae como las más diversas. Predominaron las hierbas (60,29%), seguido de arbustos (15,44%) y árboles (11,02%), con las hojas (53,67%) como la estructura vegetal más utilizada. La medicina herbolaria es el primer recurso sanitario para el 60% de la población, tratando desde dolencias comunes hasta enfermedades complejas como COVID-19, mientras las plantas cosméticas aportan a la economía local, especialmente en Andagoya. Sin embargo, el 35% de estas especies están amenazadas por minería, tala, expansión urbana y herbicidas, agravado por la pérdida de conocimiento tradicional debido al desinterés de nuevas generaciones en la etnobotánica.
Se registraron 21 especies de plantas de uso cosmético, distribuidas en 17 géneros y 15 familias; el 95,23% (20 spp) fueron registradas en el municipio de Medio San Juan y el 4,76% (1 spp) en el municipio de Condoto. Las familias que concentraron mayor número de especies fueron: Lamiaceae (3 spp), Convulvaceae y Arecaceae con (2 spp). De igual manera, para estas especies se analizó su de conservación, 16 de las especies (88,8%) se encuentran en la categoría de No Evaluadas, Cocos nucifera (5.55%) bajo la categoría Preocupación Menor y la especie Attalea cuatrecasasiana (5,55%). La especie bajo la categoría de Preocupación Menor pertenece al género Cocos de la familia Arecaceae, la categoría Casi Amenazada pertenece al género Attalea de la familia Arecaceae y 13 géneros distribuidos en 12 familias. De las especies registradas e identificadas, 4 especies (9,47%) son de origen nativo, y entre ellas, las especies mantea negrita (Attalea cuatrecasasiana) y el Borojó (Borojoa patinoi) son de origen endémico (1,66%), 4 especies son Cultivadas (4,21%), 2 especies (3,16%) son Nativa y Cultivada, 1 especie es de origen Naturalizado (1,5%) y otro 1% es de origen naturalizado. La estructura vegetal más utilizada es la hoja con un porcentaje del 36,84%, seguida del fruto (31,57%), semillas (10,52%). Para el caso específico de algunas especies como la yuca (Manihot sculenta) se utiliza la cascara y hojas y corteza y hojas; canela (Cinnamomumm verum), aluzema (Lavandula angustifolia) hojas y flores.
Se realizó un estudio sobre la etnobotánica médica para el tratamiento de síntomas y enfermedades en las comunidades indígenas de Pared y Parecito en el municipio de Cértegui, Chocó. Siguiendo el protocolo de Bioseguridad Covid-19, un total de nueve médicos tradicionales fueron entrevistados y con su ayuda se realizaron diferentes recorridos en los alrededores de la comunidad y al interior del bosque, registrando un total de 45 especies de plantas distribuidas en 32 familias; siendo las familias Asterácea, Fabácea y Piperácea las de mayor número de especies. El 62% (28 spp) de las especies son herbáceas, seguidas por especies semiarbustivas 26,66% (12 spp), arbolitos 6,66% (3 spp), arbóreas 2,22% (1 spp) y trepadoras 2,22% (1 spp). En cuanto a la estructura vegetal usada, ya sea por vía externa o interna, la hoja fue la estructura de mayor uso, representado el 71,11%, seguida de las estructuras raíz 8,8%, tallo 6,6%, tallo y hoja, tallo y raíz, cada una con un porcentaje de 4,4% y fruto 2,22%.El estudio permitió determinar que la medicina herbolaria es el tratamiento de primera línea de más del 80% de las comunidades para el tratamiento de las enfermedades en niños con diarrea, mordeduras accidentales de serpientes, gripe, así como partos y/o alumbramientos, hasta enfermedades de mayor complejidad como Covid-19. A pesar de la importancia que tienen las plantas en la cultura y el sistema de salud de las comunidades visitadas, son pocas las plantas cultivadas y al menos el 25% de plantas medicinales se encuentran amenazadas por actividades antrópicas como la extracción de madera principalmente; situación que aporta al deterioro y pérdida del conocimiento tradicional medicinal, entre otros factores como la falta de interés por parte de las nuevas generaciones en el aprendizaje de la etnobotánica medicinal.
Los Consejos Comunitarios y Cabildos Indígenas exigen al Estado ser reconocidos como autoridades autónomas con competencias jurídicas, administrativas y fiscales dentro de sus territorios, incluyendo acceso directo a recursos del Sistema General de Participaciones sin intermediación municipal. Aunque enfrentan críticas por casos de corrupción o clientelismo, mantienen legitimidad comunitaria como figuras clave en la gestión de problemáticas locales, representación política y mejora de calidad de vida. Para las comunidades étnicas, estas estructuras son su principal forma de gobierno, por lo que el Estado debe fortalecer su autonomía mediante marco legal específico, financiación directa y coordinación de políticas públicas que respeten sus dinámicas organizativas, culturales y territoriales.
Las comunidades negras, han afirmado a lo largo de los años una relación directa con el territorio, expresada desde variadas prácticas que desarrollan en relación a los diferentes ecosistemas. Desde ahí, las diferentes especies forestales son un foco importante como actividad económica que se da desde la extracción y transformación para la comercialización, y a la misma vez, hace parte de los elementos indispensables a la hora de elaborar o construir sus propias viviendas. Las viviendas en las comunidades negras de la costa Pacífica Caucana han manifestado diferentes transformaciones a lo largo de los años principalmente en la distribución e incorporación de ciertos espacios al interior de estas, como también en los materiales empleados para su construcción; tales como el PVC, superboard, sin embargo, las diferentes especies forestales que consolidan los bosques o monte adentro en los territorios, siguen siendo el material más representativo en la elaboración de las casas. Se demuestra bajo este hecho, que la relación con el medio y los ecosistemas persiste y se erige desde el uso y la práctica de transformación que se le da para garantizar el patrimonio y el resguardo de la familia. Por otro lado, para las comunidades la vivienda no solo ostenta un valor patrimonial sino también social, puesto que son múltiples las prácticas que se desarrollan dentro y alrededor de esta, que permiten y configurar los imaginarios y significados del lugar.
Desde una visión general para entender la dinámica de los territorios colectivos, se debe comprender la percepción de las comunidades y su relación con el entorno, puesto que es el camino hacia las determinadas formas de organización y autonomía para la potencialización de la identidad cultura y la biodiversidad. Por lo tanto, la ley 70, representan uno de los mayores logros para la misma construcción del Pacifico, desde su elaboración teórica como práctica, es así, como “la participación real de las comunidades en sus territorios y espacios hace referencia al conjunto de acciones dirigidas a elevar su protagonismo y el de sus organizaciones autónomas en relación con la apropiación, dominio y control social de la tierra y sus recursos, la capacidad de concertación interna y externa de la toma de decisiones” (Hilero: 1997). Aunque, no se puede desconocer que actualmente existen procesos políticos y elementos coyunturales que afectan el desarrollo y repliegue de acciones que permitan seguir fortaleciendo los procesos étnico-territoriales.
La Loma, y Pogue en el municipio de Bojayá y Santa Bárbara en el municipio de Santa Rita de Iró, se concentró en analizar los discursos, perspectivas que sustentan estas iniciativas productivas de desarrollo, así como las prácticas y estructuras socioculturales y económicas que estos proyectos reproducen o legitiman. Que las interlocutoras sostienen que las principales características de estos proyectos son sus potencialidades, sin dejar de lado sus problemas estos proyectos están siendo llevados a cabo en las comunidades étnicas. Las mujeres negras asumen estos proyectos productivos como posibilidades de desarrollo y cambio de sus condiciones de vida, y por tanto esperan que estos proyectos tengan impactos positivos y efectivos a mediano y largo plazo en el mejoramiento de sus condiciones de vida, de sus familias y de sus comunidades; esto dice mucho de la magnitud de las expectativas vuelcan sobre estas iniciativas desde el principio. Sin embargo, seria desafortunado el hecho de que muchas de estas expectativas de las mujeres terminaran convirtiéndose en experiencias de desilusión y frustración, pues la mayoría de los proyectos que llevan a esas comunidades no tienen continuidad porque están mal formulados o simplemente sirven para legitimar acciones, o mostrar indicadores de cumplimiento.
El proyecto indagó y describió la cocina tradicional de comunidades étnicas, analizando recetas, ingredientes, utensilios y técnicas culinarias vinculadas al conocimiento ancestral y el entorno natural. Mediante cuatro etapas (revisión documental, concertación comunitaria, trabajo de campo y elaboración de informes), se evidenció que la cocina tradicional refleja sistemas productivos locales, seguridad alimentaria y diversidad biocultural, transmitida generacionalmente como patrimonio identitario. Más allá de recetas, esta cocina revela la relación con el ecosistema, contextos socioeconómicos y prácticas culturales únicas, donde cada comunidad combina producción tradicional, recursos naturales y saberes familiares para preservar su legado cultural y étnico.
Los grupos étnicos en la costa caucana, han compartido por generaciones un territorio que permite mostrar las dinámicas culturales, económicas, ambientales y políticas que han establecido dentro de un mismo espacio y compartidos de manera espacial, contextual e histórica, construyendo de esta manera su entramado cultural e identitario. Desde la música folclórica, se evidencia que las comunidades negras bajo todo esa mezcla de ritmos y sonidos particulares han constituido y forjado a lo largo del tiempo expresiones culturales que hablan de formas de enamoramiento, de enseñanza, de saberes heredado y de identidades forjadas en el seno de instrumentos musicales y voces como fuertes timbres que caracterizan a las cantaoras y aquellos que abrazan y tocan el bomba, el cununo y la marimba, para tener como resultado los currulaos, jugas, entre otros que muestra todo el patrimonio inmaterial. En este sentido, la música al igual que el baile consolidan un camino para rememorar la historia y construir desde los actuales repertorios y escenarios nuevas letras y melodías que transversalizan los espacios donde confluyen los diferentes actores. Desde todos estos elementos abordados vemos como algunas canciones entonadas, como la titulada “hay hombre la paz” que son entonadas por los jóvenes presentes en las comunidades presente en López de Micay, evidencian la importancia del folklor para el abordaje de la paz y el postconflicto para promover espacios de reconciliación en los territorios colectivos.
Con el propósito de generar un respaldo tecnológico a los pobladores de los corregimientos de Tutunendo (municipio de Quibdó) y Guachalito (municipio de Nuquí) en el departamento del Chocó para permitir que se fortalezcan y desarrollen emprendimientos directos de los preparadores de balsámicas, y productores de viche y sus bebidas ancestrales, mediante la transformación de dichos productos para la obtención de cócteles; se realizaron reuniones de concertación, posteriormente se realizó un proceso de transferencia de tecnología para mejorar la producción de materias primas y/o asegurar su oferta, que derivó en los siguientes productos: Realización de un (1) taller teórico-práctico de formación para crear coctelería orgánica con viche como base principal y elementos de nuestra tierra, siropes y demás elementos necesarios; diseño de un (1) recetario que incluye la descripción de bebidas y cocteles a base de viche y especies vegetales locales construidas en el marco de los talleres teórico- prácticos desarrollados; diseño y construcción de dos (2) stand para la exposición, promoción y venta bebidas ancestrales y coctelería orgánica con viche como base principal; un (1) Plan de Marketing, y un (1) Plan de Negocios.
Con el objetivo implementar huertas asociadas al conocimiento ancestral y a la medicina tradicional afrochocoana con especies vegetales con probados usos antivirales, antiinflamatorios, de fortalecimiento del sistema inmunológico y respiratorio, como estrategia para contribuir a la solución de problemas de salud y conservación del medio ambiente en comunidades negras de los municipios de Atrato y Quibdó. Un total de 10 médicos y sabedores tradicionales de alto reconocimiento social fueron entrevistados aportando información sobre los diferentes tratamientos médicos tradicionales usados para combatir las afecciones respiratorias, inflamatorias, y fortalecimiento del sistema inmunológico, en la que se incluyó información sobre las plantas usadas a través de diferentes recorridos en los patios, azoteas de las casas y alrededores de la comunidad, registrando un total de 40 especies distribuidas en 12 familias; siendo las familias Asteraceae, Lamiaceae, Piperaceae, Malvaceae y Fabaceae las que presentaron el mayor número de especies. El 63%, son de habito herbáceo, el 15% son arbustivas, el 11% son arbóreas, el 7% son arbolito, y el 4% son Trepadoras. En cuanto a la estructura vegetal usada, ya sea por vía externa o interna, las estructuras de mayor uso fueron la hoja representada el 4%, seguida de las estructuras fruto 15%, tallo y hoja 14%, y semilla con el 7%. El estudio permitió determinar que la medicina herbolaria es el tratamiento de primera línea de atención para el tratamiento del Covid-19.
Con el propósito de participar en el fortalecimiento de emprendimientos de gastronomía local de subregión del Pacífico chocoano (Municipio de Nuquí) en el marco de la estrategia para la reactivación económica necesaria ante la crisis ocasionada por la propagación del COVID19 y atendiendo a los requerimientos de sus pobladores. Se realizó transferencia de tecnología para mejorar la producción de materias primas y/o asegurar su oferta, así como la mejora de procesos, productos gastronómicos y su presentación con identidad local e introducción de innovaciones. Que derivó en los siguientes productos: Dos (2) emprendimientos del sector gastronómico fortalecidos a través de transferencia de tecnología para mejorar la producción de materias primas y/o asegurar su oferta; Recetario con diez (10) recetas con identidad local e introducción de innovaciones; Un (1) Plan de Marketing; Un (1) Plan de Negocios.
Se evidencio la importancia y el arraigo que estas comunidades negras e indígenas han establecido a lo largo del tiempo con el mar y el río, unas prácticas socioculturales de gran relevancia, para comprender las dinámicas y condiciones socio territoriales que subyacen y traslapan de manera direccional los estilos o modos de vida de las comunidades. El rio y mar no solo se erige como un lugar para la obtención de recursos alimenticios, sino que es pensado y representado como un espacio de vida que les ha permitido la sostenibilidad y la existencia en sí misma. Las comunidades indígenas y negras comparten unos territorios dotados de recursos naturales, cosmovisiones e imaginarios en los espacios donde se mueven. Estos elementos son compartidos desde las mismas diferencias a partir de los lazos territoriales que les brinda el Pacífico.
Se realizaron talleres y conversatorios y los interlocutores manifestaron que el vínculo que se establece entre las comunidades y sus territorios está dado en gran medida por sus cosmovisiones, en varias de las cuales se halla como elemento común la relación estrecha y profunda de las comunidades con el territorio otorgado por los ancestros, el cual deben respetar, preservando su equilibrio. El concepto de territorio se plantea desde el ámbito tradicional como referido a un lugar donde la comunidad desarrolla sus actividades sociales, económicas y culturales. Si bien esta mirada da cuenta de las actividades que se desarrollan en el territorio, solo responde a un punto de vista, donde los aspectos sagrados del territorio no son tenidos en cuenta. Desde un punto de vista del negro, el territorio incorpora elementos ancestrales. Otro aspecto diferenciador es la forma de transmitir el conocimiento: mientras en las comunidades indígenas la transmisión se realiza de forma oral, a través de la experiencia compartida, en el esquema científico el conocimiento se presenta de forma escrita y siguiendo un método, para luego ser validado por una comunidad académica.
Las luchas por los territorios étnicos incluyen la defensa de espacios marítimos mediante la creación de áreas especiales para la pesca artesanal, buscando limitar la pesca ilegal/industrial y proteger recursos, mientras las comunidades enfrentan presiones del turismo que alteran sus dinámicas y afectan la disponibilidad de peces. La exclusión de pescadores artesanales en la planificación regional y los impactos ambientales (monocultivos, cambio climático) reducen la disponibilidad de alimentos, erosionando prácticas gastronómicas tradicionales y seguridad alimentaria. Esto evidencia la necesidad de integrar a las comunidades en la gobernanza territorial, combinando conocimientos ancestrales con modelos sostenibles que equilibren conservación, subsistencia y desarrollo local.
En este proceso de identificación y caracterización de saberes pudimos establecer las relaciones de afinidad, conflicto entre las actividades de turismo y las prácticas de pesca en dos localidades del Pacífico chocoano, Bahía Solano y Pizarro. De acuerdo con los estudios y documentos analizados, así como el trabajo de campo llevado a cabo durante el año 2021 en ambas localidades, pudimos comprender la importancia que tiene el mar no solo como espacio dotado de recursos, sino también territorio concebido, habitado, trazado, negociado, y en conflicto. El mar es un espacio clave para la vida de las comunidades tanto en lo económico como en los cultural. La pesca marítima en los municipios de Bajo Baudó y Bahía Solano es fundamental, tanto en el aspecto laboral, pues absorbe gran cantidad de mano de obra que de otra manera no tendría donde ingresar por la carencia de industria y espacios laborales en la región; De otra parte, en el aspecto de seguridad alimentaria, la pesca marítima es un complemento alimentario básico para el consumo de proteínas, así como fuente de ingresos en la medida en que los pescadores comercializan las capturas
Que el hábitat o territorio, las memorias ancestrales, la cosmovisión de armonía y equilibrio entre la naturaleza y el hombre son principios transversales para la vida de la etnia Embera. Se llegó a la anterior reflexión al entrevistar a dos maestros de la comunidad. En las entrevistas se revelan importantes saberes como el del territorio. Según los docentes, la perspectiva que tiene el Embera sobre el medioambiente es análoga a su territorio, ya que es el lugar donde habitan. Por ello, es necesario que el tema territorio se incorpore al plan de área de CN para explicar a los niños y niñas distintos temas como ecosistemas, medioambiente, entre otros, para lograr una inclusión al currículo y fomentar estos saberes desde la etnoeducación, lo que debería ser beneficioso para los estudiantes indígenas y negros al sentirse incluidos en el proceso de enseñanza-aprendizaje, y también para que los estudiantes no indígenas conozcan los saberes ancestrales de sus compañeros. Es evidente, entonces, la especial importancia que tiene el territorio para los grupos étnicos presentes en el territorio. Según los entrevistados, es su medioambiente donde adquieren lo necesario para su subsistencia como la alimentación, la pintura de sus maquillajes, los elementos para la construcción de sus artesanías, tambos y canoas. Es la fuente principal de la obtención de plantas medicinales.
Se pudo constatar que la visión más amplia de los pueblos al contexto particular de los bosques y al sector forestal en general, el manejo forestal sostenible adquiere una concepción holística que a más de incorporar los saberes y prácticas ancestrales, toma en consideración el uso múltiple de los bosques y aspectos relacionados al paisaje. El manejo forestal sostenible que está orientado por tanto a la obtención de diversos productos y servicios, con el propósito de contribuir a la sostenibilidad de los medios de vida de mujeres y hombres rurales y urbanos. La principal estrategia de vida y que genera a su vez importantes conocimientos ancestrales en temas forestales, es la que practican todos estos grupos que hacen parte de los consejos comunitarios, quienes manejan una interacción entre ecosistemas forestales silvestres, domesticados y en proceso de domesticación. Para ellos, el bosque primario está relacionado con la chacra y éste con su vida cotidiana, pues es de donde se obtiene bienes y servicios para cubrir sus necesidades de alimentos, medicinas, vestimenta y otros.
Se pudo auscultar que la situación de este territorio es paradójica. Aun cuando en el Chocó y en la rivera del Atrato hay una inmensa riqueza ambiental y cultural, es una de las regiones más pobres del país con un 48.7% de su población viviendo en condiciones de pobreza extrema. Asimismo, es un hecho notorio que la costa del Pacífico ha sido históricamente golpeada por el conflicto armado colombiano, situación que ha puesto en condición de vulnerabilidad tanto a las comunidades como a los recursos naturales” De esta manera, se hace imperativo que los gestores, los funcionarios, tomadores de decisiones, guardianes del Atrato y entidades vinculadas con el desarrollo de la sentencia, consideren la importancia de no solo de la articulación de acción entre las ordenes de la sentencia y los acuerdos, sino también que permitan como elemento fundamental a participación de los principales actores, comunidades y organizaciones y municipios afectados por el conflicto armado (desplazamiento, confinamiento, masacres y secuestros). Esta participación es clave porque permite considerar las visiones de los principales afectados por el conflicto (que paradójicamente son también los más afectados por los impactos ambientales de la minería y la explotación de recursos), así como mesurar y controlar medidas y acciones de proyectos de intervención que se pueden insertar en estos territorios bajo la apariencia de desarrollo económico e implementación de los acuerdos de paz.
En las comunidades negras de Pogue y La Loma (Bojayá, Chocó), se implementaron procesos de acompañamiento para fortalecer emprendimientos productivos vinculados al viche y bebidas ancestrales. En La Loma, se trabajó en la creación de sellos de origen, certificaciones y denominaciones geográficas para respaldar la producción artesanal, mejorar la comercialización y aumentar los ingresos económicos de las productoras. En Pogue, se priorizó el fortalecimiento organizativo mediante la promoción de asociaciones cooperativas, dada la producción individualizada y la falta de estructuras formales. Estas acciones se alinean con la Ley 2158 de 2021, que busca regular y formalizar la producción del viche, protegiendo su carácter ancestral y promoviendo su reconocimiento como patrimonio cultural. El enfoque integró aspectos socioculturales, legales y económicos para garantizar la sostenibilidad de estas prácticas tradicionales.
En la costa pacífica de Nariño, la diversidad biogeográfica y cultural se refleja en una gastronomía marcada por la fusión de saberes indígenas, afrodescendientes y europeos. Las cocineras afro, herederas de técnicas ancestrales como la extracción de aceites de palmas locales, interactuaron históricamente con mujeres indígenas y europeas en espacios conventuales, mezclando ingredientes y métodos de forma colaborativa. Este intercambio generó una cocina única, donde la identidad nariñense se distingue por preparaciones que integran tradiciones culinarias adaptadas a los recursos locales, transmitidas por generaciones en mercados y restaurantes populares, conservando más de cuatro siglos de sabores arraigados en la creatividad, la resistencia y el amor por el oficio.
Se elaboró un portafolio de 60 ONGs ambientales en el Chocó Biogeográfico, donde el 60% son de origen local (con fuerte arraigo comunitario) y el 40% nacionales/internacionales (aportando enfoques globales). Por tamaño, se distribuyen en 45% medianas, 30% pequeñas y 25% grandes, con 70% operando bajo estructuras formales. En financiamiento, 55% usa recursos mixtos (públicos-privados) y 45% depende de donaciones. Su trabajo prioriza conservación de biodiversidad (80%) y desarrollo sostenible (60%), logrando mejoras significativas en gestión ambiental (75%) y contribuciones al progreso socioeconómico (65%). Estas acciones se alinean con el Artículo 6 del Acuerdo de Escazú (acceso a información ambiental) y el Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026, especialmente en seguridad humana y justicia social, fortaleciendo capacidades locales en ordenamiento territorial y planificación sostenible.
Se construyo un documento con una base sólida para comprender las dinámicas territoriales, facilitando la toma de decisiones informadas y la gestión adecuada de los conflictos con hoteleros en el municipio de Nuquí, permitiendo la identificación de áreas potenciales para la ampliación de la comunidad indígena de Puerto Jagua, proporcionando información valiosa para el ordenamiento territorial, al igual que la comprensión clara de los factores que generan conflictos territoriales, permitiendo estrategias más efectivas para la resolución y gestión de disputas. Así como también la descripción detallada para que gobiernos locales y comunidades tomen decisiones informadas en el ordenamiento y planificación territorial, considerando aspectos ambientales, sociales y culturales.
Se elaboró una ruta metodológica para abordar modelos de interacción de las Consejos Comunitarios de Buenaventura y Dagua, en relación a la tenencia de la tierra y las formas de relacionamiento multinivel de los grupos étnicos para comprender su estructura y dinámicas territoriales; al igual que la caracterización Cinco (5) consejos comunitarios de Buenaventura y Dagua referente a la tenencia de la tierra y su nivel de relacionamiento, y un (1) espacio de fortalecimiento organizativo en relación a competencias y funciones de los consejos comunitarios referente a la tenencia de la tierra (títulos colectivos), con líderes de sesenta y dos (62) consejos comunitarios de Buenaventura (52) y Dagua (10); Q contribuyen al modelo de gobernanza ambiental y autonomía territorial de las comunidades étnicas del Valle del Cauca, como también al fortalecimiento de los procesos identitarios de los grupos étnicos. La caracterización de la tenencia de la tierra y las formas de relacionamiento en consejos comunitarios de Buenaventura y Dagua son esencial para comprender la estructura y dinámicas territoriales, en ese sentido, se hace necesario considerar algunos aspectos clave como: Derechos colectivos, cambios del uso del suelo, participación comunitaria, desafíos socioeconómicos, conflictos y amenazas. En síntesis, la tenencia y distribución de la propiedad en los consejos comunitarios de comunidades negras en Buenaventura y Dagua está influenciada por una combinación de factores legales, sociales, económicos y ambientales. Un análisis detallado de estos factores sería esencial para comprender plenamente la situación específica en la región.
Se identificaron los posibles impactos sobre la ocupación, tenencia y gobernanza de los grupos étnicos derivados de: cambio de uso del suelo, problemáticas ambientales, participación limitada, intereses contrapuestos; el análisis integral de la propuesta de ampliación se generó un escenario potencial de impactos y posibles efectos derivados de implementación de un proceso de ampliación del puerto de Buenaventura, lo cual deja en evidencia la sensibilidad que tienen las comunidades en temas estructurales como: gobernanza ambiental y territorial, desarrollo económico propio, protección ambiental y la equidad social, adaptación a cambio del uso del suelo, impactos ambientales, conflictos por la tierra, participación comunitaria, infraestructura de servicios, gestión de residuos y contaminación, que aporten a los modelos de gobernanza ambiental y territorial en el Valle del Cauca, además de resaltar los posibles efectos e impactos de la ampliación del puerto. En síntesis, la implementación de la ampliación del puerto de Buenaventura en el Valle del Cauca requiere un enfoque integral de gobernanza ambiental y territorial que equilibre el desarrollo económico con la protección ambiental y la equidad social. Un diálogo y colaboración efectivos entre los actores involucrados, incluidas las comunidades locales, son fundamentales para lograr un modelo sostenible y beneficioso para todos.
Se realizó un proceso de fortalecimiento ambiental de los resguardos indígenas Awá Alto Peña Lisa, Kejuambi Feliciana y Piguambí Palangala, en el ejercicio de sus funciones y competencias como autoridades ambientales para el cuidado del katsa Su (territorio ancestral). A través de capacitaciones y formación con enfoque diferencial, se ha logrado brindar herramientas y conocimientos necesarios para mejorar la calidad de vida de las comunidades indígenas en los resguardos resguardos indígenas Awá Alto Peña Lisa, Kejuambi Feliciana y Piguambí Palangal. Uno de los logros más destacados de este proyecto es la elaboración del "Calendario de la Montaña". Este calendario se basa en el sistema de división del tiempo de acuerdo con las fases de la luna y tiene como objetivo principal mantener y preservar las prácticas y actividades tradicionales de las comunidades indígenas en la montaña. El ejercicio y la práctica de las actividades de la vida en la montaña son fundamentales para la cultura y la identidad de estas comunidades, por lo que la elaboración de este calendario es un hito importante para asegurar la continuidad de estas tradiciones. Además, se realizaron tres espacios de formación específicos para el fortalecimiento de competencias y funciones de la autoridad ambiental en comunidades indígenas. A través de la formación, se han capacitado a líderes y miembros de las comunidades en temas relacionados con el manejo adecuado de los recursos naturales, la protección del medio ambiente y la implementación de políticas y prácticas sostenibles.
En el Consejo Comunitario Río Napi se identificaron 8 parteras y 1 partero que atienden entre 6 y 8 nacimientos anuales por persona, brindando cuidados prenatales y respaldando derechos humanos y bienestar materno, lo que refuerza su reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad por su relevancia global en salud y cultura. La práctica está vinculada al territorio mediante el uso de recursos locales adaptados a las características socioculturales, fortaleciendo la identidad comunitaria y el acompañamiento integral a mujeres embarazadas. Para asegurar la sostenibilidad de estos saberes, se requiere promover diálogos intergeneracionales, formación basada en tradición oral y prácticas vivenciales que garanticen su preservación como patrimonio cultural inmaterial.
El proyecto logró rescatar cinco cuentos que estaban en la memoria de los mayores, con la transcripción en lengua Embera bedea, traducción al español y con letra manuscrita. El proyecto documentó las prácticas de transmisión oral de los cuentos, así como las estrategias que implementa la comunidad indígena para rescatar y salvaguardar las tradiciones orales.
El caso de la comunidad indígena Emberá Katío del Alto Sinú (Tierra Alta -Córdoba). El proyecto logró rescatar cinco cuentos que estaban en la memoria de los mayores, con la transcripción en lengua Embera bedea, traducción al español y con letra manuscrita. El proyecto documentó las prácticas de transmisión oral de los cuentos, así como las estrategias que implementa la comunidad indígena para rescatar y salvaguardar las tradiciones orales.
Se identificaron las principales rutas marítimas y terrestres de la migración y los albergues donde los migrantes llegan, y así como los impactos socioculturales, económicos y ambientales que este flujo de más de 800 personas diarias ocasionan. Se caracterizaron los principales cambios que las comunidades negras locales están experimentando, como la dolarización, el cambio de actividades productivas, la falta de mano de obra y la deserción escolar, entre otras.
Se caracterizaron seis conflictos complejos que reflejan tensiones entre actividades productivas, conservación ambiental y ejercicio de autonomía y gobernanza territorial, entre los que destacan conflictos con las empresas agroindustriales de plátano y banano, afectaciones al manglar por obras de infraestructura, traslape y dificultades en la delimitación de áreas entre áreas protegidas, zonas urbanas y consejos comunitarios. La identificación de los conflictos aporta insumos para la resolución de estos, así como recomendaciones para el cumplimiento de las metas del PND en ordenamiento, gobernanza y sostenibilidad ambiental.
Se identificaron los factores de gobernanza ambiental, como el arraigo, conocimiento del territorio, legitimidad del liderazgo, capacidad de gestión y articulación, así como una visión de futuro compartida. También se caracterizaron las principales tensiones que dificultan la gobernanza, entre las que destacan la limitada articulación entre consejos comunitarios mayores y menores, la presencia de actores externos que restringen la movildiad y la capacidad de gestión de las comunidades negras.
John Von Neumann
El Instituto de Investigaciones Ambientales del Pacífico brinda apoyo científico, tecnológico y de conocimiento a las comunidades asentadas en el Chocó Biogeográfico, al SINA y MADS.
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